Pequeñas obras de novela negra sin pretensiones, de serial, de pulp, pasan rozando las estanterías de las librerías, hasta que algún gurú, de esto de vender libros, considere el gran desagravio que con este autor estamos cometiendo toda la sociedad en general, y tú en particular, por no haber recalado en Atila mientras leías historias insulsas que él te recomendaba. Claro eso te pasa por fiarte de quien no debes. Sigue en ello. Lo conseguirás.
De Atila te podría contar que es un nuevo especímen, pero no es así. Anclado en la, ya, tradicional novela negra catalana, es un detective que aúna el tradicional desespero existencial de personajes de González Ledesma, con el humor corrosivo de Mendoza, con el ambiente barriobajero barcelonés por el que se mueve Vázquez Montalbán, el Raval:
El Barrio Chino de Barcelona, actualmente El Raval, por obra y gracia de la normalización lingüística y la reordenación ciudadana, es un lugar en el que mientras todos le llamábamos Barrio Chino no era posible ver a un solo chino y ahora que se llama El Raval está lleno de chinos.
Tiene ese desencanto natural de quién vive en el límite de sus posibilidades, nada del gourmetismo de algunos otros sabuesos como Carvalho, y es que Atila no acude a los ambientes del lumpen a ganarse las habichuelas, vive en él, forma parte de él, los delincuentes son convecinos. Putas, clientes, inmigrantes, mafiosillos de medio pelo, ancianos que conocieron otros tiempos y demás gente de mal o peor vivir. En el fondo, corrobora la nueva composición del tradicional barrio, su degradación y la pertenencia a sus valores.
Son novelas sencillas, sin complicadas tramas donde es fácil situarse en cada momento, en la que cada uno es lo que parece, sin ambigüedades, y su resolución sencilla, sin rocambolescos finales cogidos por los pelos de otras historias más propias de espías que del género negro.
Los personajes apoyan este planteamiento, también sencillos pero muy peculiares: Lena, la encargada del locutorio donde Atila tiene, al fondo, una mesa que le sirve de despacho. Carrito, un desertor de las FARC con un extraño sentido de la fidelidad, una vida arruinada y gran violencia contenida. Valentina, la dueña del bar donde trabaja Carrito, redimidora de su alma y tabla a la que se aferra momentáneamente Atila en caso de tormenta. Maruchi la Desdentá, madame, informadora, depositaria de las reglas de supervivencia y poder del barrio. Bandres, mosso d’esquadra, con pocas ganas de complicarse la vida. Y otros más….
Las tramas de cada novela las podéis encontrar en las contraportadas, aunque en el fondo no son más que una excusa para que Luis Gutiérrez Maluenda presente lo que las envuelve, el nuevo Raval o el Raval de cualquier otra ciudad junto con su desesperanzada crítica social, la que aborda ya en la dedicatoria de Mala Hostia, la primera:
Podría no parar de contar anécdotas, situaciones, elementos de cada uno de las novelas, que me gustaron especialmente, pero lo mejor es leerlas. A modo de prólogo que mejor que unas cuantas frases con las que os encontraréis:
Luis Gutiérrez Maluenda, además de la trilogía de Atila, posee novelas de otro detective, Basilio Céspedes, apodado Humphrey, más antiguo, al que habrá que prestarle la debida atención antes de que algún filósofo te acuse de negligencia.
Os recomiendo una entrevista en Fiat Lux, donde expone su particular visión de la novela negra, y de paso recomienda alguna película y libros, también música, a la que es un gran aficionado, tanto que publicó un ensayo llamado Jazz y Blues en la novela negra americana, dentro del libro «Geografías en negro. Escenarios del género criminal»
A leer.
Aquí puedes ver el tríptico de portadas que me inspiró Atila.
Pues yo digo lo mismo que Rosa.
Tus críticas son tan precisas y bien hechas que apetece leer casi todo lo que publicas.
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Es que tiene truco. Sólo publico lo que me ha parecido verdaderamente interesante. Lo que no lo es, para que perder el tiempo con ello.
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No tenía ni idea de este escritor, pero lo describes de tal manera que me lo apunto para ya.
Gracias por el descubrimiento.
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Novelas sencillas con gran crítica y descripción social. Gracias por pasarte.
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