Una de las máximas de todo buen matón es mirar siempre detrás. Y detrás de Fante encontramos a su padre John y sus colegas del realismo sucio como Bukowski o Carver. Os podéis imaginar. Frases cortas, ideas claras, movimiento, para que la gente entienda todo fácilmente.
Un descenso a los infiernos. El infierno de un alcohólico, quizá por empatía paterna, quizá por pesimismo, por desesperación, vaya usted a saber, que es muy listo y psicoanalista en sus ratos libres. Agravado con el viaje hacia el encuentro con las últimas horas de vida de su padre, que es de lo que va Chump Change.
Fante sólo se baja del escalón de la procacidad cuando recuerda la vida de su padre y su relación con él. Mientras tanto borracheras que duran semanas, orgias, violencia, descontrol, odio, mezquindad, tendencias suicidas e incluso escatología, y al final degradación humana. Y lo que es peor, sin interés en la redención.
Escrita en clave autobiográfica, en primera persona, te diré que vayas preparando tu hígado para aguantar unos asaltos, y de paso prepara el estómago, el corazón y la razón. Fante declaró que comenzó a escribir «por no pegarse un tiro en la cabeza»
Pero no sólo transita la novela por los sentimientos personales, también acusa a la sociedad en la que vive del mundo y personas que ha creado, a la que tacha de hipócrita y superficial. «La razón por la que mi padre nunca había franqueado la puerta grande de cine era porque los productores solo sabían reconocer el talento narrativo si se lo traducían antes a ese formato parar memos llamado comedia de situación» «América se parece más a lo que yo describo»
Esta novela convertirá a los autosatisfechos de leer y escribir mucha novela negra, esa de asesinatos cometidos por desgraciados, en una sociedad cuasiperfecta que vela por nuestro bien, pero que un mal día no fueron capaces de controlarse, casi siempre por sexo o dinero y que al final son castigados por mal comportamiento. Aunque Bruno Dante no sea precisamente un ejemplo de autocontrol y sí de desequilibrio.
Una desesperanza triste de quien está abocado, y lo sabes, al fracaso y la ruina. Una novela que sólo se puede leer desde los intestinos pero entrenando el resto de los órganos. Más que una lectura, un combate es lo que te espera. Prepara el linimento.
Cuidadín los bienpensantes. Una llamada desde lo más profundo del arroyo.
Ah! y como casi siempre, una portada especial para esta novela especial.
Uuuuf ….no se si tengo el cuerpo para tanta miseria … pero es tentadora.
La dejaré para otro momento.
Gracias Josevi.
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Hay que tener el cuerpo preparado y la mente más.
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Por cierto (qué cabeza la mía), muy elocuente y hermosa la portada.
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Gracias.
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La leí hace como dos años y me dejó traspuesta, casi noqueada. Es genial. Dura, escabrosa, sin complacencia ni autocomplacencia; crítica hasta el sadismo; empapada en alcohol como un gusano en tequila mejicano. Sin desperdicio.
Gracias por traerla a mi memoria.
Carmen, sumo a la de Josevi mi recomendación más imperiosa.
Un abrazo.
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¿verdad que es impactante? Inolvidable.
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De Dan Fante no he leído nada. Al padre, John Fante, y a Raymond Carver los adoro. Si dices que esta novela de Dan «sólo se puede leer desde los intestinos pero entrenando el resto de los órganos», quiero leerla. Sin duda. Gracias por tus buenas recomendaciones, Josevi. Abres puertas.
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Es una de esas novelas que se recuerdan con los años.
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