Limones negros. Javier Valenzuela. 2017.

LIMONES_negros_Todo_Negro_Josevi_BlenderQuizás lo más importante no sea el telón de fondo. Corrupción política. Si vemos lo que ocurre aquí, creo que  trasladarlo al otro lado del Estrecho no es muy difícil para ver más de lo mismo. No sé si estoy equivocado, Javier Valenzuela dirá.

Lo más importante es la descripción del ambiente cultural y social de Tánger de los últimos años. Tanto en las altas esferas del poder, como en las de quienes sobreviven con lo que buenamente ofrece la vida.

Todo ello visto desde la posición de Sepúlveda, profesor del Cervantes que reside desde hace muchos años en la ciudad. Es un tipo que vive la vida con comodidad, sin dotes tecnológicas, con una hija en la distancia, con relaciones cercanas. Vamos, que hace lo que le viene en gana. Sin aspiraciones. En el fondo vive y deja vivir. Intenta ayudar.

Los personajes, toda una fauna, sirven de excusa para contar maneras de vivir. Desde propietarios de holdings de empresas, prostitución adolescente, guardia civil, servicios secretos, promotoras inmobiliarias, criados, dueños de pequeños bazares, estrellas del cine, pero nunca para llegar a convertir la historia en una novela de espías y grandes acontecimientos políticos. Sepúlveda está ahí para que eso no ocurra. Todo es más corriente y normal. Una pena.

Destaca que, a pesar de los cambios apreciables en la novela negra actual, Javier sigue manteniendo una de las figuras emblemática del género, el de la femme fatale, con el personaje de Adriana Vázquez.  Una relaciones públicas ambiciosa que contempla su medio, el mundo de los negocios y desea su parte. Actualizada en maneras, pero con los rasgos característicos: independencia económica, gustos caros, importantes relaciones, habilidades sociales y personales que le permiten llegar allí donde solo su condición de mujer no se lo permite. Ambición y deseo de triunfo.

Lo que realmente es, para mí, más estimable de Limones Negros, son sus particulares referencias culturales y sociales relacionadas de una u otra manera con Tánger, Goytisolo, Ian Fleming, Paul Bowles, Mohammed Chukri, a la generación beat. A películas ambientadas en Tánger. A los tiempos de la Zona Internacional cuando Tánger era conocida como la ciudad de los espías, fama ganada durante la segunda guerra mundial y la guerra fría.

A veces emotiva, a veces cruel, bastante carnal. Retrata la sociedad tangerina con todas las contradicciones que conlleva vivir y relacionarse, en una sociedad musulmana, en pleno auge de una globalización en extensión permanente. Morales que se relajan, a todos los niveles. Adaptaciones al nuevo mundo.

El autor, por profesión y por lugares de residencia, le otorga si no una verdad absoluta, que tengo la convicción de que no existe, un testimonio de primera mano de lo que sucede ahora en Tánger.  Más reconocible de lo deseable. Y en el aspecto literario, su experiencia a la hora de contar, se manifiesta en maneras ágiles y envolventes demostrando una más que trillada capacidad de comunicación a través del texto.


javier_valenzuela_todo_negro_Josevi_blenderJavier Valenzuela Gimeno, nacido en Granada en 1954, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Valencia, es periodista y escritor. Tras trabajar 30 años en el diario El País (director adjunto en Madrid y corresponsal en Beirut, Rabat, París y Washington), fundó en 2013 la revista tintaLibre. Es autor del blog Crónica Negra y ha publicado once libros: nueve de ellos periodísticos y dos novelas (Limones negros y Tangerina).

 

Publicado por

Josevi Blender

Absorbido por la novela y el cine, eso sí, negros.

5 comentarios en «Limones negros. Javier Valenzuela. 2017.»

  1. Rosa, no es imprescindible haber leído «Tangerina» para atacar «Limones negros», como bien dice Josevi. «Limones» contiene una historia perfectamente comprensible en sí misma. Dicho lo cual, quizá se saboree un poco más si se conocen los antecedentes del personaje Sepúlveda y de la ciudad en sí, que están en «Tangerina». ¡Gracias por tu interés!

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