Asombrado por la capacidad de invención e innovación de la seriofilia americana. Una renovación visual y narrativa del mundo noir.
Podríamos fijarnos en la archiconocida Mentes Criminales, la primera que estableció como premisa la psicología de genios del sadismo y la barbarie a la hora de cometer un crimen, pero Mindhunter le vuelve a dar una vuelta de tuerca.
Recrea los años en que se puso en marcha la división de análisis de conducta criminal por parte del F.B.I., allá por los 70.
Bucearemos, como no, en los primeros intentos de convencer a las autoridades encargadas de la materia criminal sobre la importancia de los perfiles de los asesinos para así, poder identificar sus maléficos propósitos. Una serie que manifiesta la falta de miras de una administración americana pero aplicable a muchas otras, ejem, ejem, sobre cualquier tipo de innovación de las ideas. Crítica social. Los ordinarios planteamientos oficiales necesitan de serios revulsivos para adoptar nuevos enfoques.
Pero no sólo eso, tiene más cosas. En pocas series, el principal impacto la tiene un personaje secundario. Es reconocida, por todos los que la han visto, la espeluznante interpretación del actor Cameron Britton del personaje de Ed Kamper, un asesino que se inició con quince años asesinando a sus abuelos. Se ganó el título de «Co-Ed Killer» (asesino de colegialas) al asesinar a seis mujeres jóvenes estudiantes, además de a su madre. Decapitaciones y demás. La entrevista a este perverso individuo en la serie es uno de sus platos fuertes. Verdaderamente impactante.
Pero con él, ni comienza ni termina la serie, otros grandes asesino de mentes retorcidas nos ofrecen sus testimonios del cómo y porqué realizaron las atrocidades por las que están condenados. Unos minutos de morbosa exhibición que no deja indiferente. Monte Rissell o Jerry Brudos son otros de los insignes homicidas de los que seremos testigos de sus desmanes contados de su propia mano.
Tras estos impactantes testimonios, los papeles de Jonathan Groff, Holt McCallany y Anna Torv, pueden parecer desdeñables, pero nada más lejos de la realidad. Yo incluso le encontré un punto psicopático a Holden. El que tiene cara de joven emprendedor en la foto. Es difícil de ver esto en un agente de la ley. Quizá Dexter. Pero esa es otra historia diferente y mucho más gorda.
Bill Tench es un agente experimentado, con ciertas reticencias a los nuevos retos pero que poco a poco va siendo ganado para la causa. Previsible, pero con intervenciones del realista confeso que vuelve a poner el tema nuevamente sobre la tierra. Y la profesora universitaria Wendy Carr cierra el trio, ella es el punto académico que no comprende de burocracia pero que la acata con convicción. Las relaciones personales de todos ellos ayuda a crear un conjunto singular y de aparente normalidad contribuyendo a eliminar cualquier posibilidad melodramática.
Producida por Netflix, sigue la estela de la calidad de otras como Narcos u Ozark. La coproducción es de Panic Pictures, responsable de House of Cards. Y la mitad de los capítulos los dirige David Fincher. Pa qué más!
Recomendable, y mucho. Se esperan más temporadas.
¡La tengo en mi lista! La verdad, es que últimamente las series de televisión ganan terreno a las películas de cine: calidad, buenas actuaciones,…
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Es muy buena Lola. Renovación. Que hacía falta. Un saludo.
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La apunto rápidamente porque, tras leer tu reseña, creo que puede ser de las que dejan huella.
Un beso.
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Mucha huella. Se hablará.
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