Es curiosa la afinidad que consigo con autores sudamericanos. Esta vez con Raúl Argemí. La manera que tiene de contar esto de lo negro enriquece mi manera de entender la novela.
Su acometida de las historias tienen el punto sentimental y humano que las novelas de otras culturas, nórdica o anglosajona no consiguen. Sólo los autores mediterráneos, con esas raíces comunes de lo latino, con una posición menos pragmática de la vida son capaces de lograr historias con tanto transfondo existencial.
Quedé seducido por sus declaraciones en la prestigiosa Fiat Lux, en la que dejó patente su posición en la novela negra actual:
«Hoy, abundan, por toneladas, las novelas de este tipo. ¿Son novelas negras? No.
La novela negra no es un género, es un modo, como en la música: una mirada y pulso de rocanrol. En síntesis, hay muy pocas novelas negras; y tan pocos autores que no dan para llenar un festival”.
Creo, porque me estoy haciendo cada vez más selecto en el género, que Raúl o el Sr. Argemí, según me permita, tiene mucha, pero que mucha razón.
Pero entrando en materia, «A tumba abierta» nos propone un viaje con un hombre que por su azarosa vida, se ve obligado a ocultar su verdadera identidad. Navega por su vida y por la novela con cuatro o cinco identidades distintas, tanto que afecta a la propia concepción que tiene de si mismo.
Comenzó siendo resistente a la dictadura militar argentina, para posteriormente exiliarse clandestinamente a España, donde comenzó como albañil y acabó asesorando publicitariamente las campañas de eminentes políticos, y finalizar, de nuevo en Argentina, cerrando capítulos que la peligrosa vida de los 70 en su país no le permitió.
Un viaje cargado de recuerdos, lealtades, contradicciones, ideales, con mucha crítica social, histórica, política y humana. De aquí y de allá, a la argentina y a la española, destilando una melancolía y profunda tristeza de una vida real que quedaba enmasscarada por el idealismo de la clandestinidad.
Ataca a la historia y a sus protagonistas de la manera más directa y políticamente incorrecta, sin distinciones ni excepciones de ningún tipo:
Un disparo contra esta sociedad corrupta y agradecida que olvida y tergiversa fácilmente, y que siempre encuentra a quien pague el pato de sus irresponsables actos.
Una novela del desencanto, la desilusión y el desengaño. También de denuncia del cinismo y desfachatez de quienes ostentan las riendas del poder.
Me gustaría ver más asiduamente estos contenidos en muchos autores actuales de novela. Sobre todo los españoles. Un diez.