Todos los muertos tienen la misma piel. Boris Vian. 1947

Ya avisaba Boris en Escupiré sobre vuestra tumba con los problemas raciales como uno de sus temas preferidos. En Todos los muertos el tratamiento es diferente, la segregación entre blancos y negros no es el tema de fondo. No es una novela de blancos contra negros. Ni entre negros, ni entre blancos. Es la del negro con el propio negro, no ofreciendo una lucha interna contra su propia naturaleza, ni contra principios irrenunciables, sino únicamente por la capacidad de supervivencia como modo de proceder, como modo de subsistir. Un problema de actuación, no de conciencia.

Una novela, de nuevo como ocurriera con Escupiré sobre vuestra tumba, en la que sus protagonistas son totalmente responsables de sus actos, sin disculpa posible, superando moralinas y prejuicios. Nada de remordimientos. Nada de sentirse mal por unos principios. Solo vale mantenerse. Socialmente, personalmente, existencialmente. Existencialismo.

Dan es un negro que se hace pasar por blanco, su fisionomía se lo permite, vive como tal, tiene mujer y niño blancos y todo el mundo le promete el sueño, siempre que sea blanco. Pero no lo es. Pero todo debe seguir siendo así. Y también hay quien quiere perturbar su apacible vida. ¿Qué hay que hacer para mantener la mentira?

Cualquier cosa, hasta las socialmente sugeridas como detestables, pero claro cuando no se tienes remordimientos, cuando únicamente se atiende a los propios deseos, cualquier cosa es posible. Y posible de llevarse a cabo con la mayor naturalidad del mundo. Me acuerdo de la frase «he visto cosas que harían vomitar a una cabra». También cada uno confía en la capacidad de su estómago.

Boris Vian publicó esta novela, al igual que Escupiré sobre vuestra tumba un año antes, bajo el seudónimo Vernon Sullivan. Una lectura directa, incómoda, subversiva, rebelde. Noir del bueno. Al margen del mercadero negrot.

Aviso de muerte. Sophie Hénaff. 2017

aviso_de_muerte_sophie_henaff_Todo_Negro_Josevi_BlenderVolvemos a las andadas con el equipo policial de la rue Les Innocents, una dirección con nombre muy apropiado para la peña que forma la camarilla bajo las órdenes de la comisaria Capestan.

Denostados por el resto de los policías de París por sacar a la luz los trapos sucios de los que no se libra nadie en la anterior novela, vuelven a la carga con un caso de asesinatos anunciados con antelación, entre los cuales se encuentra un oficial de la Brigada de Intervención del 36 de Quai del Orfèvres, que al mismo tiempo fue suegro de la comisaria Capestan. Un asunto con muchas ramificaciones en el tiempo y en el espacio, en el que un caso cerrado vuelve a abrirse a la vista de los recientes acontecimientos.

En esta aventura, nos adentraremos más en la vida personal de Anne, aprovechando que el caso que tiene entre manos le afecta de manera personal, al verse implicado su exsuegro, así como su exmarido al que le sigue uniendo un fuerte vínculo que la separación matrimonial no ha conseguido romper de manera definitiva. La implicación sentimental y emocional es alta y da a la novela un punto más reflexivo que la anterior.

También empiezo a pensar en un deseo crítico de Sophie Hénaff hacia el sistema policialSophie_Hénaff francés, muy dado a mantener la jerarquía, el procedimiento, la legalidad. Una crítica sobre su funcionamiento utilizando para ello una grupo de lo más variopinto, pero de la que la comisaria consigue sacar el máximo valor a sus componentes. Es una directora eficiente que intenta llevar a cabo su labor de la mejor manera posible, superando todas las adversidades, incluidas las internas, con los, en principio, elementos más desterrados del sistema policial, demostrando que la efectividad no es una cuestión ni de expedientes ni de galones. Igual son imaginaciones mías.

Con la incorporación de miembros a la nueva brigada, más singulares de los que ya existían, la comisaria sigue defendiendo a capa y espada a su equipo, que todavía exhibe mayor surrealismo que en la novela anterior pero que lleva a buen puerto los asuntos que ponen en sus manos, eso sí, con sus propios métodos.

La brigada Capestán empieza a consolidarse como uno de los referentes de la novela negra, donde el humor y las situaciones absurdas tienen su peso en la trama y que recuerda a las novelas corales del género que trataron tan bien maestros como Westlake o Ed McBain en sus series de Dortmunder o de la comisaria 87, pero esta vez en tono francés.

Se hablará de esta saga, aunque en principio su editor francés Livres de Poche no tiene previsto que se sepa más títulos de esta especial brigada. Esperemos que reconsideren la situación. Sería una lástima quedarnos sin más entregas.

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Título: AVISO DE MUERTE

  • Nº de páginas: 336 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: ALFAGUARA

La brigada de Anne Capestan. Sophie Hénaff. 2016

La_brigada_de_Anne_CapestanLeyendo la sinopsis de esta primera novela de Sophie Hénaff caí en el error de pensar que estaba ante un nuevo Dortmunder, una variante de las crook stories de mi adorado Westlake, esta vez no con una banda de delincuentes, sino de una banda de policías, pero me esperaban sorpresas…

Tomando como premisa la creación de una brigada en la policia parisina compuesta por los desechos funcionariales del 36 del muelle de les Orfèvres, la señora Hénaff nos presenta inicialmente un grupo heterogéneo de personajes estrambóticos:

La jefa Anne Capestan, comisaria de gatillo fácil junto con el teniente Torrez, un gafe del que huye todo el mundo, con el comandante Lebreton, ex-asunto internos, con la capitana Eva Rosière, además de policía estrella de la novela negra, rica y generosa, de exquisitos gustos, y con otros policias de carácteres difíciles conforman una brigada creada por el jefe de la policia Buron.

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Pero Buron tiene otra cosa en la cabeza, ya se sabe que los objetivos de los jefes tienen sus motivaciones ocultas y éste no iba a ser un caso especial. Buron sabía lo que quería cuando formó este experimento de policías desahuciados, y no era en balde.

La brigada, herida en su orgullo, pone toda la carne en el asador, intenta sacar lo mejor de sí misma, se empeña en demostrar que sólo es fruto de la casualidad que pertenezcan al grupopoulets_Grilles_Todo_Negro más denostado de toda la policía parisina.

Lo más destacable de esta novela es la facilidad con la que la autora nos lleva de la mano desde la parodia, la cotidianidad de vidas de policias con sus carácteres y problemas, quizás más parecidos a la realidad de lo que podría parecer, hacia las profundidades de un caso con raíces en el pasado, una fórmula que muchos autores utilizan cada vez más como argumento y base de sus novelas. Un hecho acaecido en un pasado remoto que sale a la luz transcurrido el tiempo. Y en este caso, el suceso es de lo más truculento. No nos damos cuenta del momento de la novela en que el punto irónico desaparece para dar paso a la transcendencia de la labor policial.

Una novela fresca al principio, dura al final, con una transición gradual de un planteamiento al otro para hacer que nos asomemos nuevamente a las oscuridades del alma humana, como buena polar.

Y eso es una puñalada trapera por la espalda. En el buen sentido, si lo tiene.

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Total Khéops. Jean-Claude Izzo. 1995.

Total_Khéops_Jean_Claude_IzzoFabio Montale es el nombre del policía protagonista de la trilogía marsellesa de Jean-Claude Izzo en honor al escritor catalán Vázquez Montalbán.

De raíces mediterráneas, alejadas del polar francés centralizado en Paris, en sus páginas descubrimos que este Fabio podría ser primo de Carvalho, del Salvo de Camilleri o del Jaritos de Márkaris, aunque no tan exitoso como ellos. Aunque con un punto hedonista no tan marcado, también disfruta del sol, el mar, la comida, los amigos…

La amistad es el tema principal de esta novela. Para mí el más importante. Ese recuerdo de una amistad antaña que todos hemos compartido alguna vez. En el caso de Fabio, nostálgica y triste. Y el destino tiene la culpa, un destino condicionado por la dura vida que Marsella ofrece a los hijos de inmigrantes, ahora árabes la mayoría de ellos.

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La historia social es otro de los temas. La historia de una Marsella de hace 20 años, idílica sólo a los ojos de los turistas, con «El suelo plagado de bolsas de basura reventadas, de las calles subía un olor agrio, mezcla de meadas, humedad y moho», donde «La Francia republicana había decidido blanquear al máximo: inmigración cero. El nuevo suelo francés» y donde a los inmigrantes que trabajaban de estibadores recibían el apodo de «perros del muelle». Y no podía tampoco dejar de apuntar al papel esencial que ocupa la mafia marsellesa donde concurren tipos de pocos escrúpulos y diferentes lugares.

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Pero a pesar de esa inclemente y severa Marsella no puede dejar de sentir amor a la vez que resentimiento, por la severidad con que trata a unos habitantes que en fondo la aman.

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Una novela en donde los marselleses toman protagonismo, escapándose de esa tradición de novela negra donde solamente eran proveedores de sicarios y gente sin escrúpulos reivindicando el derecho a contar su propia realidad, como en tantos otros sitios, amarga y desesperanzada, dual de amor y odio hacia los valores de una gente, que son sus amigos, sus afines, aquí y ahora.

Una reivindicación del papel de esta ciudad como uno de los epicentros de la novela negra en la mar Mediterrània, como diría Carvalho.

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Escupiré sobre vuestra tumba. Boris Vian. 1946.

escupire-sobre-vuestra-tumba-boris-vianCon esta novela debutó el polifacético Boris Vian en el género negro. Fue censurada por su contenido de violencia y sexo, y su autor condenado a una multa por «ultraje a las buenas costumbres». Buena recomendación ¿eh?. Fue escrita bajo el pseudónimo de Vernon Sullivan, supuesto escritor negro estadounidense.

Repertorio de los vicios de una sociedad bienpensante: alcoholismo, drogas, sexo, violencia, todas las perversiones. Incluso para Lee, protagonista, molde de espíritu vengativo que se aprovecha de la relajación vital del sitio donde vive.

El argumento es simple, Lee Anderson un negro con apariencia de blanco, se traslada a un pueblo, se crea una reputación con el objetivo desde la primera página de llevar a cabo la venganza por la muerte de su hermano. Y la venganza es un plato que se sirve frío.

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La novela asume dos ideas afines a Vian, el existencialismo de autores como Sartre o Camus, que defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus actos superando moralinas y prejuicios. Lee es un buen ejemplo.

La otra idea es el militarismo antiracista. Refleja la discriminación que padece la raza negra. La sitúa en el mismo plano de maldad que se le puede atribuir al blanco. Lee es negro, segregado y marginado, pero fascinante, lo vemos como un individuo pertinaz en su idea, meditada y comprometida, como la de un blanco. Esta reflexión nos lleva a lo empático a pesar de sus crueles propósitos y anhelos e indagamos en la legitimidad moral de una persona con ese nivel de odio y resentimiento. Este posicionamiento racial es recurrente en otras novelas, como en «Todos los muertos tienen la misma piel»

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Una lectura directa, incómoda, subversiva, rebelde.

Fué llevada al cine en 1959, dirigida por Michel Gast, tras apartar a Boris Vian de la realización del guión, con el que no estaba conforme. Dice la leyenda que Vian asistió de incógnito al preestreno de la película en el cine Le Petit Marbeuf, cerca de los Campos Elíseos, donde murió tras un fulminante ataque cardiaco.

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Calle de la Estación, 120. Léo Malet. 1942

calle_estacion_Leo_Malet_Josevi_BlenderEl nombre de su protagonista ya lo anuncia: Dinamita Burma. Una novela negra de corte americano. Pero escrita por un francés. En 1942.

Y es que los franceses fueron los primeros que introdujeron esta novela negra en Europa, no olvidemos la Série Noir de Gallimard.

Así, este Dinamita es duro, pero también más divertido, locuaz, irónico, cínico que sus colegas americanos. Mucho menos conocido que Maigret. Hasta aquí, bellas mujeres, inocentes damiselas, abogados, delincuentes, herencias, la agencia de detectives Fiat Lux,  en un guión nada simple, narrada desde el punto de vista de Dinamita.

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La resolución de la trama es un tema aparte. Un pedante diría que poirotiano o holmesiano. Como tantos finales de clásica novela europea, el inteligente Néstor Burma resuelve el caso reuniendo simultáneamente a los diferentes sospechosos en una estancia y verbalizando su capacidad deductiva. Esto me dejó sorprendido, la verdad, no creía que el desenlace sería de esta forma. Bien hecho, eso sí, pero Burma me pedía otra cosa, más agresiva, más letal, aunque no sé si realmente Dinamita transmitía estas maneras o fueron imaginaciones mías. O mis expectativas.

No se puede dejar de ver el contexto social. Ese contexto social que ahora se desestima e incluso obvia en muchas referencias a la novela negra y que se contempló alguna vez como parte intrínseca de la misma.

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Una historia contada en pleno avance de las tropas nazis en una Francia dividida por la línea de demarcación entre la zona ocupada por los nazis y la zona «libre» comandada por el mariscal Pétain con capital en Vichy. Un momento marcado por la necesidad de salvoconductos para trasladarse de una zona a otra (con su parte corrupta), control de las llamadas telefónicas y postales, existencia de campos de prisioneros o el racionamiento.

El personaje de Nestor Burma le dió a Léo Malet para escribir más de una treintena de títulos. Calle de la Estación, 120 es la primera historia de Dinamita. En 1954 inició el ambicioso proyecto «Les Nouveaux Mystères de Paris», una serie de veinte novelas ambientadas en cada uno de los arrondissements parisinos con Burma como protagonista. Inconcluso, solamente llegó a realizar quince novelas.

Su gran popularidad la llevó al cine en 1946, al cómic por el artista francobelga Jacques Tardi en 1988 y a una serie de televisión de ocho temporadas entre 1991 y 2003.

Desde 1942, esta novela ha sido reeditada infinidad de veces, gran clásico de la novela negra francesa y asumida por su sociedad como parte de su idiosincrasia.

No sólo hay Maigret para cenar.

 

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La mirada del observador. Marc Behm. 1980.

Obsesión, podría ser perfectamente su título. Oscilaciones emocionales entre todos los estados mentales.La mirada del observador

El Ojo, apodo ideal para un detective, es el personaje principal y narrador que arrastra, desde hace veinticuatro años, la desaparición por voluntad propia de su mujer y su hija . Únicamente conserva una fotografía de su hija con un grupo de compañeras de clase y ni siquiera sabe quién es. La única posesión que merece la pena conservar.

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La historia comienza con un rutinario caso de seguimiento en el que el Ojo presencia un asesinato por parte de una mujer. A partir de aquí la obcecación de nuestro detective por esta viuda negra, a la que no puede dejar de seguir, abandonando su vida actual a la que no tiene mucho apego, todo sea dicho. Jugando a ver sin ser vistos, a espiar, a seguir en la sombra a esta mujer con mil nombres diferentes. Podría decirse que es una historia de amor, amor profundo, que se siente pero sin citarlo en ningún momento. Amor en mayúsculas sin deseo de contrapartida. Y con Hamlet omnipresente en toda la obra.

Novela negra al margen de los estereotipos. Una huida constante y permanente de pasados dignos de olvidar. Y cuando se huye sin rumbo y sin objetivo la vida no depara nada bueno.

Quienes gustan del género negro, pasen y lean a un autor que no tiene el reconocimiento que se merece. Y para quienes además, tienen una especial predilección por una fuerte carga psicológica, no pueden relegarla más.

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Marc Behm

Escritor y guionista americano, se instaló en Francia tras la Segunda Guerra Mundial y fué allí donde escribió la mayoría de sus obras. En el mundo del cine su obra más conocida como guionista es Charada de 1963. En novela La mirada del observador es su obra maestra del género negro.

Trampa para cenicienta. Sébastien Japrisot. 1965

Me llamo Michèle Isola, tengo veinte años. La historia que les cuento es la historia de un asesinato. Soy el investigador, soy el testigo, soy la víctima, soy el asesino, soy los cuatro a la vez, pero ¿quién soy?

descarga (1)Así comienza esta novela que me recuerda bastante a Vestido de Novia, de Pierre Lemaitre, en la que los avezados novelistas negros franceses montan una muy buena historia con muy pocos personajes y gran contenido psicológico y humano.

En este caso una historia de identidades, en la que se propone la discusión sobre cuál es la esencia de la personalidad propia,  la que los demás ven en nosotros, la que los demás dicen que tenemos o la que nosotros percibimos como propia.

A partir de un accidente y una muerte, esta novela se salta los estereotipos de la investigación criminal, ocultando los roles de los protagonistas, no está claro quién es la víctima, el verdugo, el instigador, en el marco de las relaciones de las distintas clases sociales.

En el cuento Cenicienta ésta es buena, amable, resignada, pero en esta historia, es una impostora, tanto si es culpable como si es víctima, aunque no lo sea en el sentido estricto de la palabra. Aún así caben tantos matices como lectores.

Es mucho más que una novela de asesinato e investigación,  un libro denso y nada superficial que perdura al tiempo tanto estilística como argumentalmente.

Manifiesto Série Noire. Colección Gallimard.

Este año se cumplen 70 años del primer libro publicado en la Série Noire de la editorial Gallimard.

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Esta gran colección de novelas de detectives, dirigida por Marcel Duhamel, inició su andadura en 1945 en el marco de expansión que llevó a cabo en la posguerra la editorial francesa Gallimard y editora antes de la guerra de la revista literaria NRF, Nouvelle Revue Française, referente en la época.  Su objetivo fue publicar, sobre el género negro, las principales tendencias en el thriller americano y francés. La colección ha publicado hasta la actualidad más de 2.700 títulos.

Sirva el manifiesto de Marcel Duhamel, su creador,  ante la publicación de la Série Noir como la mejor manera de ver el alcance de sus propósitos y lo novedoso de la colección:

«Que los lectores sin prejuicios desconfíen: corren pelígro al tener en sus manos los volúmenes de la Série Noire. Los aficionados a los enigmas a lo Sherlock Holmes no les sacarán provecho. El optimista habitual tampoco. La inmoralidad admitida en general en este género únicamente sirve para destacar la moralidad convencional, tanto como unos buenos sentimientos e incluso solamente la amoralidad. Veremos a policías más corruptos que los malhechores que persiguen. El detective no siempre resuelve el misterio, incluso a veces no hay misterio ni detective. Pero entonces?… Entonces queda la acción, la angustia, la violencia -en todas sus formas y particularmente las más deshonrosas- de las palizas y los asesinatos.

Como en las buenas películas, los estados de ánimo se plasman por los gestos y los lectores ávidos de literatura introspectiva deberán realizar una gimnasia inversa. Hay también amor -bajo todas sus formas-, pasión, odio, todos los sentimientos que, en una sociedad refinada, solo son considerados de una manera excepcional, pero que aquí son moneda corriente y que a veces se expresan con un lenguaje fuerte poco académico, pero donde domina siempre el humor.

Resumiendo, nuestro objetivo es muy simple: impedirle dormir. Para ello, hemos recurrido a los grandes especialistas de la novela policíaca:  James Cain, James Hadley Chase, Peter Cheyney, Horace Mac Coy, Dashiell Hammett, Don Tracy,Raoul Whitfield, etc., y le ofrecemos sus obras para este encomiable empresa. Publicaremos dos títulos mensuales. Al aficionado a las sensaciones fuertes, le aconsejo vivamente la lectura de estas obras. Eligiendo al azar, es probable que tenga una noche de insomnio.»

En cuanto a las portadas utilizadas en la Série Noire, estas evolucionaron desde la sencillez condicionada por los medios técnicos de los años 1945, hasta las portadas actuales donde los medios fotográficos y de composición digital sustituyeron, desgraciadamente y en detrimento de la plasticidad, a la simplicidad de la primera época.

Gran portada de novela negra.

Como siempre que navegas por los mares de la red te encuentras gratas sorpresas. En este caso con una portada de novela negra, o policíaca en este caso porque la editorial Siruela la incluye en ésta, su serie policíaca. Su autor, como siempre en casos de portadas…..desconocido.

Creo que más negra no puede ser:

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Vestido de novia. Pierre Lemaitre. 2014.

¿Has sentido angustia física cuando has leído un libro? Esto es lo que esparce este libro.

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Tiene una primera parte que necesitaba que acabara o me iba a dar algo. Un ritmo altísimo con sucesos trascendentales. 

En la segunda es donde viene la sorpresa. Yo, que soy tan incauto, me dejo llevar por los libros sin intentar pillar al autor, me quedé pasmado. 

Y, por si fuera poco, en la tercera combina las dos primeras y mata y remata una historia que ya quisieran muchos publicar y leer, aunque esto último es más fácil y alcance de cualquier matón de tres al cuarto como yo.

Con únicamente dos personajes (y algunos muy secundarios) con cualidades psicológicas muy profundas propias de los de Lemaitre, la manipulación psicológica y la mentira, tema central de la novela, provoca que reacciones, que entres al trapo, que intentes dirigir la acción de los protagonistas.

Y en cuanto a los tópicos de la novela negra, ni uno. Sin policia ni detective, sin femme fatale, sin crítica social, pero negra como la pez.

Ya flipé con Nos vemos allá arriba. Y he vuelto a flipar con ésta.  Creo que si tuviera un ranking la situaría en el #1 de este año.

Nos vemos allá arriba. Pierre Lemaitre. 2014

Es lo que yo llamo un libro-poso. Recuerdo el último así: Opiniones de un payaso de Heinrich Boll. Hace demasiado tiempo. Los recuerdas perfectamente años después. Es una novela de un tremendo ritmo narrativo. La sorpresa asegurada a cada vuelta de página.

No sé si deberíamos hablar de novela negra entre sus páginas pero reconozco que, aunque fuera de los parámetros de la novela negra clásica, posee muchos elementos que la podrían, si no clasificar, al menos ponerla en su órbita: turbios negocios, oscuros pasados, delitos, falsa moral, todopoderosos, estafas, víctimas y verdugos e incluso el hambre y la pobreza en el ambiente bélico y postbélico de la I Guerra Mundial. 

Pero a lo que nos interesa,  en ambientes que se pueden cortar con un cuchillo, mi empatía con los personajes se fue forjando a los largo de la lectura para acabar comprendiendo las actitudes y acciones de los personajes, diluídas hasta la desaparición del maniqueísmo barato de buenos y malos. Cada uno vive su vida como puede. Y el autor consigue aflorar los sentimientos de los personajes con tanto realismo como para que entre por la piel al lector. Llegué a sufrir con ellos.

Fue premio Goncourt 2013, francés para más datos.

Un libro inolvidable.