Tarde de perros. Sidney Lumet. 1975.

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Una noticia que ya huele a 2018, se acaba el año. El próximo Fiebre del sábado noche cumple cuarenta tacos. Y como el género es así, yo celebro los cuarenta y tres de un gran noir, Tarde de perros, pa que vean.

Una película que tiene un ritmo frenético, no por la rapidez de las acciones, sino porque los protagonistas sufren de especie de histeria colectiva y permanente, al límite del estrés. Te ponen de los nervios. Si lo unes al ambiente un tanto, o no, absurdo, la mezcla es adictiva.

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Dos atracadores Sony y Sal se encierran en un banco con rehenes. Nada de tópicos, nada de planes previos, escena uno entrada al banco. En principio eran tres delincuentes, pero uno de ellos desierta en medio del atraco. Un inicio genial. Descabellado. Un secuestrado director de banco paternal y pacífico, un grupo de mujeres oficinistas con comportamientos diversos ante el atraco, incluso de alegría y desenfado. Pero sale mal, se recluyen y empieza el ambiente, además, claustrofóbico de la película. El calor que sufren los protagonistas ayuda especialmente.

Y luego viene lo que sucede fuera. Una población en las inmediaciones del banco coreando el nombre de Sony y enfrentándose a cientos de policías con tendencia a tener el gatillo a punto con mucha facilidad. Y los medios de comunicación a pie del cañón. Esta situación se comprende si se tiene en cuenta que un año antes había dimitido Nixon por el Watergate. El nivel de indignación popular debería ser bastante alto. Y la historia se repite.

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Creo que ahí toma verdadero interés la película, en la crítica social hacia un momento político de especial delicadeza en la historia de los Estados Unidos. Guerra de Vietnam. Crisis del petróleo. Watergate. Aumento del paro, de la tasa de criminalidad. Nueva York, donde transcurre la película, fue una de las ciudades más castigadas, siendo durante este periodo una de sus peores momentos, declarándose en bancarrota en 1975, con saqueos ciudadanos en las calles. De hecho está basada en un hecho real ocurrido el 22 de agosto de 1972 en el barrio neoyorquino de Brooklyn, donde John S. Wojtowicz entró armado en una sucursal del Chase Manhattan Bank.

Los ladrones son Al Pacino y John Cazale, en dos papeles muy desiguales, y que ya habían trabajado en las dos primeras partes de El padrino. Los personajes se completan con el jefe de policía, Charles Durning, con más nominaciones que premios.

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Firmada por Sidney Lumet, uno de los iniciadores del nuevo cine independiente estadounidense que se inició en los setenta provenía de la llamada generación de la televisión y se caracterizaba por utilizar escenarios reales, la interpretación improvisada de los actores y la inclusión de temas sociales como temas preferidos, teniendo a la Nouvelle Vage francesa como referencia. Lumet había dirigido tres años antes Serpico con Al Pacino al frente y ya quedaba bastante atrás la famosa Doce hombres sin piedad.

De esta década de una mayor denuncia social datan películas como Todos los hombres del presidente, M.A.S.H de Robert Altman, o Taxi Driver de Scorsese, que cada uno a su manera criticaba ferozmente un pecado de la decadente sociedad americana del momento.

Fue fenómeno del momento. Frank Pierson ganó el Oscar al mejor guión original en 1976, y estuvo nominada en casi todas las principales categorías y en diferentes festivales internacionales. En España se estrenó en el Festival de San Sebastián antes de ser tan laureada.

Clave.

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Publicado por

Josevi Blender

Absorbido por la novela y el cine, eso sí, negros.

4 comentarios en «Tarde de perros. Sidney Lumet. 1975.»

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