Joder, una novela con protagonistas originales. Es lo primero que pensé cuando empiezas a leer tremendo disparate.
Un caso de investigación policial al uso, como corresponde a los cánones para una novela negra pero con el añadido de unos personajes que singularizan y centran y dan esplendor. Que la hace trivialmente diferente. Sí, una investigación que únicamente nos interesa por su diferencia del resto de montón. Por lo que la hace dispar y bellamente especial. Nos cansamos de siempre lo mismo.
¿Y qué es lo que hay? Un policía alcohólico, Emiliano Conejero, el comandante, tras unas gafas negras, de lo más, que le hacen parecerse según quien a Sofía Loren, Lady Gaga. Thalía o a la mismísima Chavela Vargas. Cutty Shark debería de darle el premio al consumidor del año.
Unos subordinados para darles de comer aparte, el Espectro, la Vacota (por el peso, se entiende), el Urracarrana con los que te tomarías siete cervezas pero nunca invitarías a tu casa ni les presentarías a tu hija/hijo m con particulares historias divertidas y rocambolescas que les hacen estar de casualidad en este mundo sin sentido.
Todos ellos implicados en el misterio irresoluble del estrangulador de la media azul. Un asesino para tomárselo en serio. Pero el comandante Conejero es lo que hay y tiene lo que tiene. Combinación perfecta. Se juntan el hambre con las pocas ganas de comer. Pero siempre se tienen recursos.
También hay un lenguaje mexicano no tan acusado como con otros autores como Elmer Mendoza. Y es que, claro, Jordi Soler al margen de tener un nombre profundamente catalán alude a un mexicano hijo de catalanes exiliado por motivos ideológicos durante la guerra civil española. Qué volvió o emigró de México, no sé muy bien cual sería el verbo debido.
Pero esta novela todavía arrastra más peculiatidades. Conejero, en principio, fue un personaje radiofónico. Emitidas sus andanzas hace más de treinta años en piezas donde se contaban sus casos, sus ardientes amores, su apego a la vida salvaje. Ya no es la joven promesa de antaño, ahora es una leyenda cincuentona y sin escrúpulos con una tendencia politoxicómana.
Conejero es un cabrón hecho a la medida de la ciudad más caótica del mundo. Una parodia del género.